jueves, 15 de diciembre de 2011

ESTACIONES FANTASMA

En muchas ciudades del mundo, hay lugares oscuros, frios y solitarios. Son lugares abandonados en los cuales se cuentan historias, lugares que tuvieron un fin pero no llegaron a entrar en servicio. La amnesia de los años crea el mito. Después, todo depende de la recreación popular.
Son lugares en los que la creencia popular habla de apariciones espectrales e incluso en algunos programas de televisión se le hace seguimiento. Una de las historias habla de; Una mujer sube a un vagón a una hora tardía noche. El vagón está ocupado por tres personas, dos hombres y una mujer. La mujer no ve nada raro, ya que el aspecto de ellos es normal. Se sienta enfrente de ellos. Cuando se dispone a leer, observa que la mujer, sentada en medio de los dos hombres, la mira fijamente pero sin verla. La mujer continúa su lectura sin dar mayor importancia aunque a lo largo del viaje constata que la otra mujer la mira fijamente. Varias paradas después, sube un hombre con traje y se sienta al lado de la lectora. Transcurridos unos segundos, el tren se dirige a la siguiente estación. El hombre susurra a la mujer que está leyendo: “Si usted sabe lo que le conviene se bajará en la siguiente estación conmigo”. La mujer queda aterrorizada pero una mirada al hombre la tranquiliza. Ambos bajan. Cuando las luces rojas del tren desaparecen por el túnel, el hombre, muy amable, le dice: “Perdóneme, no quería asustarla. Soy médico y esa mujer que estaba enfrente de usted estaba muerta. Los dos hombres la sostenían”.
Gaudí y Chamberí son dos ejemplos de estaciones fantasmas en los metros de Barcelona y Madrid, respectivamente, aunque hay bastantes más.
La estación de Chamberí es hoy un museo del Metro de Madrid, aprovechando las taquillas, barreras de acceso e indicadores de la estación original, tal y como era hace 89 años . Su cercanía con las estaciones de Bilbao e Iglesia llevó su clausura, el 21 de mayo de 1966. La estación permaneció inutilizada durante más de cuarenta años, reduciendo los trenes su velocidad cuando atravesaban sus instalaciones, paralizada en el tiempo y lugar de culto.
La estación de Gaudí. Fue construida en la década de los sesenta, pero nunca llegó a entrar en servicio.. Pero aún permanece cerrada y puede verse en la línea 5. Conserva los andenes, accesos y el vestíbulo. Es hoy sede de la asociación de trabajadores jubilados de TMB (la concesionaria del metro de Barcelona). Se accede a ella por la estación de Sagrada Familia donde existe una puerta camuflada que permite la entrada a ese submundo de pasillos con poca ventilación.
Al ser una parada que se ve desde una línea de metro, cuando encienden las luces, se ve la estación dormida, y seguramente los pasajeros busquen ver algo, desean ver algún espectro. La leyenda urbana que envuelve esta estación es similar a la que tuvo la madrileña de Chamberí. Durante la pasada campaña de Navidad, una marca de coches aprovechó para iluminar esta antigua estación y colocar publicidad (el efecto de movimiento con las luces y el paso de los trenes hacía que los vehículos cobraran vida, como los dibujos animados).
La rutina del día a día, nos hace desear la magia, ver otras dimensiones.

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