Hoy, 28 de diciembre se celebra el día de los santos inocentes, fiesta que celebramos con bromas y risas hacia los demás. Pues la historia de la celebración es algo más triste, se conmemora en esta fecha la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén y alrededores, ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse de Jesús de Nazaret (recién nacido en esas fechas). Así se podía asegurar de la muerte del anunciado Mesías y futuro Rey de Israel, al ver que no le comunicaban el lugar exacto donde nació. Desde entonces la iglesia católica recuerda el día de esas crueles muertes infantiles.
Las tradiciones, a veces sin sentido, lo han convertido en un día para gastar bromas inocentes y sin maldad. En la edad media se mezclo con varias fiestas paganas y desembocó en este día de los santos inocentes. En los países anglosajones se celebra una fiesta similar el 1 de abril, llamada “el día de los tontos”.
Los muñecos que se cuelgan en la espalda a modo de broma son les llufes que eran unos espíritus etéreos, parecidos a las hadas o a los duendes. Se cree que durante el final del año, las llufes rondan por todas partes, silenciosas y traviesas, riéndose de la gente demasiado inocente, escarneciéndola, preocupándola… Por esto al muñeco de papel que se cuelga el día de los inocentes se le denomina llufa.
Y esto no es una broma.
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